Archivo | noviembre, 2012

Los Modernos

10 Nov

Se arrastran por las calles céntricas de ciudades con un índice de población suficiente como para encontrar a sus víctimas. Su alimento favorito son las orejas, sobre todo del sexo opuesto. Tienen alguna habilidad artística poco o medianamente desarrollada, y adornada de manera que parezca de un nivel superior…pero no. Han estudiado la manera de caminar, de mirar, de no bailar, de agarrar un cigarro y una copa. Cada pelo, por desbaratado que parezca, está puesto en su lugar exacto, cosa que comprobarán cada poco tiempo en espejos, reflejos de escaparates o ventanas de coches.

Son, los modernos.

Más falsos que una moneda de tres euros, con gesto de haber vivido tanto, con una carga dramática intensa y una inteligencia abrumadora, datos en la boca, de Wikipedia o el País semanal, y una opinión definida a cada tema de actualidad, normalmente en la tangente de la lógica global, porque ser global es malo, por más globales que los modernos sean.

Es una moda más allá de la moda, que sufre por estar encima del que esté encima de la cresta de la ola, que recuerda sospechosamente a los cocainómanos, todos hablando sin escucharse, con muchos proyectos bajo el brazo que se marean día si y día también entre cervezas en cualquier bar que huela a fabrica de bohemia.

Siempre quisieron ser parte de la movida romántica-artística, pero no lo vivieron de verdad, así que se lo han inventado, y como suele pasar en los peores casos, se lo creen.

Tuitean contra el sistema y sus estados en las redes sociales son de lo más comprometidos, siempre con esa mezcla entre periodista enviado especial y cronista económico con la solución a todos los problemas. Mirada de medio lado y muchos y buenos amigos, todos con talento, guapos y con toda la vida por delante.

Decir que los artistas (de verdad) suelen tener miles de taras sociales, que suelen estar sufriendo por cada aleteo de mariposa, estresados porque los segundos pasan y el corazón puede que pare. Quedándose calvos de pensar y trabajando, siempre trabajando…es perder el tiempo. Porque quizá no se han dado cuenta, modernos, que lo que estáis haciendo es vivir vuestra pubertad (cercana o tardía), con una excusa nueva, otra moda más, que me parece perfecta, pero que desde lejos resulta lamentable.

Ese día, existe.

6 Nov

Existe ese día, créeme, existe. Ese día en el que frenas casi en seco, miras arriba, a cualquier copa de cualquier árbol, y te das cuentas de que este no es el ritmo.

Ya te lo venía diciendo tu corazón, y esa sensación oxidada por las mañanas, esas ganas menguantes y ese pensamiento soterrado, ya sabes, el de: “¿era por aquí?”

Pero el día llega, confía en mí, el día en el que de verdad sueltas lastre, y te liberas, dejando atrás todo lo que eso “parece” que significa. Es sencillo pero hay que ser valiente, porque va en contra de verdades cerradas y soldadas en la cabeza, va en contra del “macho” que tenías que ser, va en contra del “éxito” que tenías que tener. Pero recuerda que sobre todo, va en tu contra.

Y mientras te paras, los últimos coletazos de resquemor te atacan, yo no creía en estas cosas, esto era de jipis y new ages, suerte que cuando te liberas, también abandonas las etiquetas.

Y ahora ya nadas, buceas y disfrutas, los problemas se disuelven como agua con tierra en las manos, más agua que tierra, dejando las pequeñas partículas de oro a la vista, que siempre habían estado ahí.

Existe ese día, confía, hijo, y solo espero que no sea demasiado tarde.

…Desnúdate…

5 Nov

 

Desnúdate, pero no como se desnudan las pieles, para enseñar sexos, para segregar cuestiones químicas placenteras.

Desnúdate para elevar vellos, desnúdate de intenciones, desnúdate de egos, de promesas pretenciosas, de mentiras que te dices, desnúdate de roles, de capas sociales, de gestos aprendidos, desnúdate de ese tú que no eres tú y que no quieres ser.

Deja de alimentar lo malo, sea o no sea tu culpa, deja de sembrar energía en árboles muertos, céntrate en lo bueno, y en los buenos, en los buenos para ti, pues recuerda que ninguno sabe ser juez, tampoco tú lo seas.

Envejece tranquilo, porque envejecer hace morir lo superfluo, y deja a la vista lo que somos, porque deja a la vista solo lo de dentro.

Desnúdate del odio, porque detrás no hay nada, yo lo he visto y es un camino que tuve que desandar para elegir otra puerta.

Rompe las puertas, porque si das algún paso atrás, te darás cuenta de que no hay paredes sosteniéndola, y que llevas mucho tiempo intentando abrir algo que podías rodear.

Cómete los bocadillos de texto con los que te ahogas, estamos sordos de tantas palabras, como estas, demasiadas.

Desnúdate y mírate al espejo, cada centímetro de ti es un milagro de la ciencia, un milagro de la naturaleza, un milagro de tus padres, un universo dentro de otro.

Santifícate, pues cada ser vivo tiene el poder de cambiar el mundo, y de hecho, ya eres motivo de cambio para muchos. Y cuando seas padre, madre, lo serás para más.

Desnúdate, de mi, de ti, de todos, busca la esencia que te hacía coger cualquier cosa y armar un mundo cuando niño, pues ahí…está lo importante.

Paz.